domingo, agosto 07, 2011

El Prado

Parte I: El Comienzo.

Siempre he sido una fanática de las enciclopedias. Hablo de esas enciclopedias antiguas impresas en papel y con portadas de tapa dura separadas en tomos en el que cada uno se centraba en un tema particular.

Una de las primeras enciclopedias que hubo en mi casa fue una en que los personajes de Walt Disney iban recorriendo las páginas contigo y traía unas láminas pequeñas con un resumen de cada tomo. Recuerdo que me sentaba en el suelo de la casa y revisaba los distintos tomos. El tomo 6 sobre el reino animal, vegetal y mineral, el tomo 4 de mitología griega y el 8 de cuentos eran mis favoritos. Ahí vi las primeras imágenes del pato Mandarín y supe que la piedra que se relacionaba con mi signo del zodiaco era el topacio. Leí la versión original de “La sirenita” y “la niña de los fósforos”. Y me obsesioné con la historia de cómo se originó la “Guerra de Troya”, desde el banquete de Dionisio hasta el talón de Áquiles.


Pato Mandarín

La segunda y última enciclopedia que llegó a mi casa fue una Salvat del Estudiante después de escuchar 2 horas una estrategia publicitaria muy efectiva. Luego apareció Encarta, ahora Wikipedia que llevaron a la extinción a las enciclopedias tradicionales, muy triste. La enciclopedia Salvat del estudiante contaba de 12 tomos que abarcaban muchos temas, historia, cuerpo humano, música, física, matemática, biología, etc… la verdad es que esa enciclopedia me fue muy útil en la media. De ella saqué la mayoría de la información para los trabajos de investigación que nos mandaban en el colegio que complementaba con Zig-zag e Icarito (no había internet masivo todavía).

De todos los temas que presentaba esa enciclopedia el que más me llamó la atención fueron los tópicos de arte y pintura. Iban desde arte rupestre y pintura clásica al arte moderno, dónde vi mi primer Pollock y un Rothko que obviamente no entendí en ese momento pero impresionantemente cuando estuve frente a uno por primera vez me cautivó completamente. También aparecía en esa enciclopedia un cuadro que no sé de quién es y que recordé cuando estuve parada frente a él en el MoMa.

Azul y Rojo, Mark Rothko.

Cuadro del autor desconocido.

De todas las pinturas o esculturas que mostraban las distintas página me quedaron grabadas las famosas, “Las tres Gracias” de Rubens, “El entierro del Conde Orgaz” del Greco, uno de los multiples “Untitled” de Calder, “Desnudo Bajando la Escalera” de Duchamp, “La tentación de San Antonio” de Dalí, “La familia de Felipe IV (Las Meninas)” de Velázquez y el incomparable y abrumador “Jardín de las Delicias” del Bosco que impresiona hasta en el rincón inferior derecho de la página de una enciclopedia pasada de moda. Cuando averigüe que dicho tríptico tan maravilloso se encontraba en el Museo del Prado de Madrid, me propuse que una de las cosas imperantes a hacer en mi vida era visitar ese Museo.

El martes viajo a Madrid y mi primera parada será, obviamente, El Prado que alberga las principales obras de las pintura española, Goya, Velázquez, obras de Rembrandt , el Greco y el “Jardín de las Delicias” del Bosco que me pone nerviosamente ansiosa de sólo pensar contemplar en vivo y me emociono de sólo imaginar los detalles increíbles que exhibe vistos de cerca.

Jardín de las delicias, El Bosco.

Detalle del Jardín de las Delicias

Chau.Clau.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que lindo es el arte! Disfrutalo mucho :)

Tammy

Anónimo dijo...

el cuadro del autor desconocido es de Julie Mehretu.
bonito blog!
saludos,

Francisco.