jueves, noviembre 07, 2013

No me dejan votar, pero opino igual!!!!

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Mis queridos compatriotas nuevamente me hago presente desde la distancia para expresar mi opinión con respecto a mi derecho democrático que desgraciadamente no podré llevar a cabo por 2da vez. No me detendré en que quienes vivimos en el extranjero tenemos el mismo derecho de votar que quienes están en Chile. Tampoco quiero imponer a algún candidato particular como mi preferido para convencerlos de que voten por él. Mi intención esta vez va por otra parte.
Según cómo veo las cosas desde acá: escuchando los debates, leyendo las noticias y revisando las opiniones de Facebook. Parecería ser que la cancha ya está “rayada” y mi gran temor de tener un país gobernado por el conservadurismo extremo se ha disipado.

No quiero un país gobernado por quienes han demostrado este último año no hacerse responsables por las decisiones de su pasado. Quienes llevan años lanzándole piedras a los derechos humanos con orgullo, pero esconden la mano cuando políticamente les conviene.
No quiero un país dónde no hay tolerancia con respecto a las creencias, la proveniencia, las decisiones personales o las tendencias sexuales. No quiero un país moralista dónde las mujeres seamos tratadas como putas por disfrutar del sexo o dónde se ponga en riesgo nuestra salud física y mental obligándonos a mantener dentro de nuestro vientre a un niño que no tiene posibilidades de sobrevivir. No quiero un país en el que una religión que ya no representa ni al 50% del pueblo tome las decisiones. Ni donde se prémie la obligación de permanecer con una pareja por 50 años. Tampoco me gusta un país que fuerza a las jovenes a mantener a un niño sin recursos, regalándole 30 lucas sólo para ser demográficamente un país más joven, pero donde les parece mal la educación sexual.
No quiero un país de “amenes” donde se priva a la gente de educación para que no puedan desarrollar sus propias ideas. Ni dónde la educación sea un bien de consumo y no un derecho. Donde a los niños se les enseñe que la excelencia está en sus notas y no en su calidad humana.
No quiero un país de represiones dónde no puedo expresarme libre y pacíficamente por miedo a que las “autoridades” me maltraten. Ni dónde todo se solucione a golpes y torturas. Tampoco quiero un país en el que por defender mis derechos y querer recuperar lo que me han arrebatado me tilden de terrorista. Dónde es más fácil llenar cárceles que enfrentar los problemas de raíz y dónde los estudiantes son enemigos públicos.
No quiero un país donde me intenten callar la boca con limosnas. Ni dónde me obliguen a regalarle mi dinero a un empresa privada para que lo administre durante mi vejez. No quiero un país que no respete sus recursos regalándolos al mejor postor y dónde se aterroriza a la población con mentiras sobre su viabilidad energética. Y menos quiero un país que se “automutila” recortando el poco presupuesto que existe para el desarrollo de la ciencia y la cultura. NO QUIERO ESE PAÍS. Me aterroriza lo dañada que puede estar un sociedad al punto de creer que esa es la forma de hacer las cosas y se sienta satisfecha por eso. Ese es un país que me aterra profundamente y la opción que lo lidera, afortunadamente, parece no tener suficiente poder esta vez.

Que me aterre el país que construyó la derecha durante estos 4 años, no quiere decir que esté satisfecha con la opción. Pareciera ser que el resultado final de estas elecciones no será un terror personal pero será igual un terror general. Nuevamente será un país dónde las decisiones las seguirán tomando los mismos y dónde se esconden los “cagazos”. Dónde se hicieron promesas que bajo un falso manto de actividad nunca se llevaron a cabo. Y donde los sospechosos de siempre volverán a tomar malas decisiones intentado hacernos creer que son buenas. Dónde con tal de ganar audiencia, proyectos importantes para el país se tomaron a la rápida y sin conciencia. Dónde no importa la gente sino adjudicarse las elecciones siguientes.
Pero mi intención no es sacar a relucir lo malo que todos sabemos. Mi intención es hacer una llamado en favor de los candidatos minoritarios e independientes. Porque sólo ellos nos pueden ofrecer un recambio político. Según las estadísticas no habría segunda vuelta y si la hubiera la suerte ya está echada, entonces, ¿para qué perder tu voto intentado evitar que una de las grandes clases politicas tenga opciones? No le des tu voto al menos peor por miedo. Dale tu voto a quién realmente te represente. A quién mejor exponga tus ideas. Me aterra un gobierno de la UDI y no quiero a la Concerta nuevamente. Pero, ¿tanta diferencia hay? La gente es la misma desde hace 14 años. Son los mismos UDI, RN, DC, PS y PPD los que nos tienen inconformes. Detesto que el 67% del senado siga en sus mismos puestos después de 14 años. Sin ir a trabajar y aprobando sólo las leyes que los benefician directamente. Que se opongan a proyectos positivos poniendo trabas ridídulas, sólo para que no sean adjudicados por el gobierno de turno. No me gusta nada la clase política en general. Caen todos en el mismo saco.
Viéndolo así la única fuerza de tu voto está en dárselo a las minorías o simplemente declarando que no te gusta como se hacen la cosas votando nulo. Tenemos que decir algo. Es nuestra real oportunidad de decir algo cada 4 años que realmente repercuta en la realidad del país. Hay que tomarse en enserio las votaciones a senadores y diputados son ellos los que aprueban o no las leyes. Hay que aprovechar que el resultado es casi imbatible, para demostrar realmente el cambio que queremos. Que gane Bachelet no hará ninguna diferencia, pero que haya segunda vuelta porque es incapaz de llegar a un 40% y el porcentaje está bien repartido entre los otros candidatos, eso es decir algo. Así que a votar por las minorías!!!!!!!
Sólo podré votar simbólicamente y si bien el voto es secreto no me urge en absoluto compartir que el mío sería para SFEIR.

Chau.Clau.

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